Comentario
El plan trataba de situar en Francia, como mínimo, a un millón de hombres y decenas de miles de vehículos de todo tipo. En un primer momento se pensó emplear tres divisiones para el desembarco, y varios cuerpos de Ejército con tres-cuatro divisiones cada uno en una segunda fase. Montgomery consideró que estas fuerzas eran demasiado exiguas, que el sector a atacar era muy estrecho y que el número de barcos era escaso. Finalmente se aceptó que el desembarco lo efectuasen cinco divisiones, precedidas por dos o tres divisiones aerotransportadas. Montgomery doblaba también el número de dragaminas y aumentaba el de buques de guerra, quería otras 1.000 lanchas de desembarco (había pocas disponibles y su construcción fue una de las razones para el retraso de la invasión de mayo a junio, para disponer de otro más de producción), y deseaba que se llevasen a cabo bombardeos estratégicos sobre Alemania y Francia para destruir la infraestructura industrial y viaria. (Sin olvidar la ofensiva simultánea soviética en el este).
Todo esto mejoraba el plan inicial. Pero aún había que resolver un sinfín de problemas técnicos: eran necesarios equipos especializados, material especial, etc. El desastre de Dieppe había servido de lección: se necesitaba una cobertura de fuego mucho más poderosa, carros de combate desde el primer momento del desembarco y debería haber una aplastante superioridad aérea.
El plan final era mérito de Montgomery, de Ramsey y de Leigh-Mallory. El problema del Día-D era embarcar a 185.000 hombres y 20.000 vehículos, y luego mantener un flujo de tropas y material constante. La vanguardia aerotransportada llevaría a Francia 20.000 hombres y a su material en planeadores y transportes (1.087 aviones), para neutralizar la reacción enemiga y sus defensas. En una segunda fase se trataba de situar en Francia a una fuerza que creara cabezas de playa (cinco divisiones), apoyadas en su desembarco por aire y mar (10.000 aviones y miles de barcos que avanzarían hacia la costa disparando su artillería), a las que luego se iría reforzando con nuevas fuerzas hasta formar un frente continuo y único, y luego proseguir todos juntos la ofensiva,
La flota de invasión, pieza fundamental del Dia-D se compondría de 138 buques de guerra de gran tonelaje, 1.000 buques de guerra, 4.200 unidades de desembarco autopropulsadas y remolcadores, 1.200 mercantes, 1.500 embarcaciones de todo tipo (chalanas, barcazas, dragaminas, corbetas, etc.), estadounidenses y británicas sobre todo, pero también canadienses, franceses, noruegos, griegos, polacos, holandeses, etc.
En la costa francesa se formaría un puerto artificial que permitiera el desembarco rápido de varios barcos a la vez, compuesto por 136 grandes bloques de cemento, que se utilizarían como muelles. Dieppe había hecho ver que era casi imposible ocupar directamente un puerto importante intacto, y que, aunque se conquistase más adelante Cherburgo, era importante disponer de puertos a mano. Los dos puertos prefabricados (Mulberry A y B, cada uno de 6.044 Tm) serían remolcados desde Inglaterra y anclados o hundidos en Normandía (luego, sólo uno podrá ser utilizado, por desperfectos causados por una tormenta en el otro, situado en el sector estadounidense).
Además, 70 viejos buques deberían ser hundios junto a la costa, como diques auxiliares.
Se emplearían Unidades Whale, Phoenix, Beetle, etc., masas de cemento que eran verdaderos trozos de carretera, puentes flotantes y cabezas de malecón, todo ello prefabricado.
Otro problema lo planteaba la construcción de instalaciones de suministro de carburante para vehículos y aviones: la solución fue el PLUTO, o Pipe-Line-Under-the-Ocean, a través del cual se envió carburante desde Inglaterra a Cherburgo y a Ambleteuse (pero comenzó a funcionar sólo 41 días después de la invasión).
Era imprescindible disponer de elementos que facilitasen el desembarco de vehículos y carros, la limpieza de los campos de minas, el aprestamiento de vías de acceso y otros medios que permitiesen salvar los obstáculos del terreno o los artificiales. Para ello, junto con los tractores y excavadoras normales, se modificaron carros de combate con ingeniosos sistemas de protección, ataque y de ingeniería. La idea fue del general británico sir Percy Hobart, que creará y mandará una unidad (una división completa, la 79.ª Acorazada) que, repartida entre las distintas fuerzas, será de enorme utilidad en el momento del desembarco: se instalarán planchas adicionales en los carros norteamericanos Sherman; otros Sherman serán convertidos en Crabs (cangrejos) contraminas; otros carros serán convertidos en AVRE para el tendido de puentes; carros Churchill serán Cocodrilos, con lanzallamas; otros Churchill podrán lanzar poderosas cargas explosivas contra los fortines y casamatas enemigas; se construirán carros anfibios, los DD (Duplex-Drive) que podían llegar a tierra por sus propios medios; se acorazarán excavadoras y bulldozers; y se crearon otros muchos ingenios más. A todos ellos se les dará el nombre familiar de los Funnies de Hobart (algo así como los raros de Hobart).
Los británicos harán gran uso de ellos; los norteamericanos se mostrarán irónicos y despectivos sobre su eficacia: Eisenhower encargará algunos DD, pero Bradley, que iba a ser el comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses desembarcadas en la primera fase, se negará a encargar otros modelos de Funnies, lo que tendrá consecuencias negativas, como veremos.
A la preparación técnica se unirá la táctica. Las tropas serán adiestradas exhaustivamente. Los ejercicios serán constantes y agotadores. La tropa quedará deshecha pero con confianza en su preparación. En lo posible, se reprodujeron con maquetas y sobre el terreno en las costas de Inglaterra los escenarios reconocidos y fotografiados, también exhaustivamente, por la aviación y los submarinos, de la costa normanda, prácticamente sin ser molestados por la marina o la aviación alemanas. (6)